Hay debates que no tienen sentido,
tal es el caso de la interminable disputa de las piñas en la pizza. Sin embargo, esta batalla puede convertirse en una confrontación más ligera y humorística.
Pero ¿Qué pasa cuando se sube el tono, cuando la intensidad aumenta y se alcanzan niveles más serios? ¿Qué sucede cuando los encargados no cumplen su deber y permiten que una discusión sin sentido se descarrile?
Son esos momentos donde la intervención de las autoridades se percibe escasa. Es ahí, cuando los que somos testigos de una contienda, nos vemos enfrentados a la pregunta crucial de cómo lidiar con una pelea estúpida que se sale de control.