Hay veces que necesitamos atravesar momentos de gran oscuridad para realmente apreciar y comprender la luz que nunca nos ha dejado. El eclipse solar de este abril 2024 me ha invitado no solo a mirar hacia el cielo, sino también en mi interior.
Cuando nos colocamos los lentes especiales para observar el eclipse, nos sumergimos en tinieblas tan completas que parecen devorarlo todo, un recordatorio de lo abrumador que puede ser lo desconocido o lo no visto. Sin embargo, esta experiencia cambia por completo cuando dirigimos nuestra mirada al sol. De repente, en medio de la penumbra, el astro rey se convierte en el punto focal, una metáfora poderosa de cómo, incluso en los tiempos más oscuros, hay siempre un rayo de luz esperando ser descubierto.