Estuve buscando esperanza y la conseguí.

Después de las elecciones, quedé devastada; me sentí robada, humillada y, de nuevo, expulsada de mi país. “Esta vez tiene que ser diferente”, me repetía una y otra vez. “Tiene que ser diferente”. Y fue aquí donde encontré esperanza en otras dictaduras.

El tirano de Augusto Pinochet también perdió en un acto electoral. Al igual que nuestra oposición, la de Pinochet finalmente aprendió, se organizó, se preparó ante el fraude y lograron monitorear, cuidar y resguardar el voto. Ese orden, sumado al descontento social, la presión internacional y las movilizaciones internas, obligaron al dictador a aceptar los resultados y seguir en un proceso de transición democrática.

En Nicaragua, una familia entera se mantuvo en el poder por 43 años. Tres Somoza gobernaron de manera autoritaria hasta que el último de ellos, Anastasio Somoza, renunció y huyó en 1979. De este triunfo destaco un factor que me timbró: hubo un evento crucial que aceleró el fin de esa dictadura, el asesinato de Pedro Joaquín Chamorro, periodista, editor y líder opositor muy respetado. La indignación popular fue tan grande que los ciudadanos de todas las clases sociales se unieron en protesta contra el régimen. Si tocan a María Corina Machado, Venezuela se revienta.

Hasta-el-final

Por último, no olvidemos lo que le pasó al déspota de Trujillo en República Dominicana. Un pequeño grupo de militares, políticos y empresarios se organizaron, planificaron y lo emboscaron. Como dicen en Venezuela, “le cayeron a plomo” y esto puso fin a 31 años de dictadura. Nuestro presidente electo, Edmundo González Urrutia, ofreció garantías a quienes —escúchenlo bien— “cumplan con su deber”; cualquier cosa puede pasar.

Esto no es una espera, es una lucha. ¿Cómo luchamos? Orando. ¿Qué hacer desde adentro? Orar. ¿Qué hacer desde afuera? Orar.Tenemos que estar activos, escuchar a nuestros líderes y, hacer lo que ellos digan, ellos diciendo y nosotros haciendo. Ganar tomó mucho tiempo y no sabemos cuánto nos tome cobrar, pero de qué cobramos, cobramos. Ya este régimen nos ha quitado muchas cosas, han robado tanto, que se llevaron el miedo y la desesperanza.

Esto es hasta el final.